domingo, 5 de noviembre de 2017

La hoguera


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Recibo por guasap una reflexión que comparto con vosotros:




"Un hombre, que regularmente asistía a las reuniones con sus amigos, sin ningún aviso dejó de participar en sus actividades.

Después de algunas semanas, una noche muy fría el coordinador de aquel grupo decidió visitarlo.
Encontró al hombre en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor. 

Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida . Se hizo un gran silencio.
Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas en torno de los troncos de leña que crepitaban en la chimenea.
Al cabo de algunos minutos el visitante, sin decir palabra, examinó las brasas que se formaban y seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, retirándola a un lado del brasero con unas tenazas. Volvió entonces a sentarse.

El anfitrión prestaba atención a todo, fascinado pero inquieto. Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y el fuego se apagó repentinamente.
En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y de calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón.

Muy pocas palabras habían sido dichas desde el saludo.
El amigo, antes de prepararse para salir, con las tenazas regresó el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en medio del fuego. De inmediato, la brasa se volvió a encender, alimentada por la luz y el calor de los carbones ardientes que había a su alrededor

Cuando este alcanzó la puerta para irse, el anfitrión le dijo: 
- Gracias por tu visita y por tu bellísima lección. Regresaré al grupo. Buenas noches...
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¿Por qué se extinguen los grupos?

Muy simple: porque cada miembro que se retira le quita fuego y  calor al resto.
A los miembros de un grupo vale recordarles que ellos forman parte de la llama.
Es bueno recordarles que todos somos responsables por mantener encendida la llama de cada uno y debemos promover la unión entre todos para que el fuego sea realmente fuerte, eficaz y duradero.

No importa si a veces nos molestan tantos mensajes que nos llegan , lo que importa es estar conectados. Los amigos que aquí estamos reunidos es para conocer, aprender intercambiar ideas, o simplemente saber que no estamos solos, que hay un grupo de amigos con los que podemos contar.

Mantengamos la llama viva. Aunque algunos se aparten esporádicamente ¡es bueno saber que mantienen su llama encendida!

Lecturas del domingo día 5 de noviembre

Lectura de la profecía de Malaquías (1,14–2,2b.8-10):

«Yo soy el Gran Rey, y mi nombre es respetado en las naciones –dice el Señor de los ejércitos–. Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes. Si no obedecéis y no os proponéis dar gloria a mi nombre –dice el Señor de los ejércitos–, os enviaré mi maldición. Os apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley, habéis invalidado mi alianza con Leví –dice el Señor de los ejércitos–. Pues yo os haré despreciables y viles ante el pueblo, por no haber guardado mis caminos, y porque os fijáis en las personas al aplicar la ley. ¿No tenemos todos un solo padre? ¿No nos creó el mismo Señor? ¿Por qué, pues, el hombre despoja a su prójimo, profanando la alianza de nuestros padres?»


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Sal 131,1.2.3
R/.
 Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor

Señor, mi corazón no es ambicioso, 
ni mis ojos altaneros; 
no pretendo grandezas 
que superan mi capacidad. R/.

Sino que acallo 
y modero mis deseos, 
como un niño 
en brazos de su madre. R/.

Espere Israel en el Señor

ahora y por siempre.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (29,7b-9.13):

Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor. Recordad si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Ésa es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.




Resultado de imagen de evangelio del 5 de noviembre de 2017En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»



sábado, 30 de septiembre de 2017

¡No es justo!

Lecturas del domingo 1 de octubre de 2017



"No es justo..." !Cuantas veces hemos sentido que nuestra pareja, nuestro entorno o la vida en general no es justa con nosotros! 
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Los tres textos de hoy nos proponen un camino para este sentimiento.... un camino que no es sencillo, pero que es el que hay.

Primero Ezequiel nos da la primera pista: vuelve sobre tí, piensa primero en tu parte de colaboración en esa situación que te parece tan injusta hacia tí, piensa primero en lo que tú mismo puedes cambiar de tí... antes de acusar a los demás, a tu pareja o a la vida de no darte lo que mereces o tratarte como tú mereces:

"Comentáis: "No es justo el proceder del Señor". Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida."

Es una respuesta dura, sin duda. Pero crecer también es duro a veces, y este es un camino de crecimiento: como humanos, como pareja, como individuos que aman, como padres, como hombres y mujeres de fe. A veces no estamos haciendo lo adecuado, y la respuesta que necesitamos es: "no mires tanto lo que otros no te están dando, y mira lo que tú no estás dando a los demás". Ezequiel nos la da y hacernos esta primera reflexión es un paso necesario de madurez.

Pero por suerte, el camino no acaba ahí. El Salmo de hoy, el 24, comienza así:
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"Señor, enséñame tus caminos, 
instrúyeme en tus sendas: 
haz que camine con lealtad; 
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador"


Una vez hemos reflexionado y entendido que nosotros mismos tenemos parte en aquello que nos pasa y nos duele, llega el siguiente paso, y es abrirnos al cambio. Disponernos a cambiar es una auténtica metamorfosis: es entender que no entendía, es entender que debo cambiar, es entender que quizás no tengo claro ni qué cambiar ni cómo hacerlo, es comprender, en suma, que quizás el mayor obstáculo a superar soy yo mismo. Y ahí, desde el entendimiento de mi limitación, estamos ahora dispuestos a la escucha: de mi propia conciencia, a la que a veces no quiero escuchar; de mi pareja, ese ser que opta por amarme cada día, y que probablemente ya ha intentado más de una vez contarme eso que yo ahora estoy más supuesto a escuchar; de la vida, que me va indicando hacia dónde ir, en qué debo de ser más humilde y no creerme tan especial (cuando "especial" significa "superior", con más dignidad que el prójimo). Pero atención, no se trata de sentirnos ahora lo más bajo del mundo. Encontrarme con mis limitaciones, aceptarlas y trabajarlas, y seguir amándome aún sabiéndome imperfecto, me ayuda a entender y amar al prójimo, con sus imperfecciones, que también está en camino...

Y de eso exactamente nos habla S. Pablo en su carta a los Filipenses (2, 1-11):

"Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús."

Pablo no habla a unos seres perfectos, los conoce bien. Les pide que todos tengan un espíritu humilde y de servicio. Y les dice que así era Jesús. 


Resultado de imagen de lectura del domingo 1 de octubre de 2017Hemos llegado al final de nuestro itinerario: partíamos de sentirnos injustamente tratados, y acabamos mirando, felices, por el bien de los demás. Y es que, ¿acaso no sabemos de sobra, a estas alturas de nuestra vida, que somos más felices y nos sentimos más plenos en el hecho de donarnos que en el ver complacidos todos nuestros caprichos y vanidades?. Pues eso.

Y si Ezequiel nos parecía rudo en su respuesta... pues llega Jesús y nos dice claramente que la grandeza o bajeza de un ser humano radica en su capacidad de hacer este camino de conversión, de cambio:

"Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis." (Mt 21,28-32)

Haríamos bien muchos de nosotros si dejáramos de buscar ser hombres y mujeres de éxito y reconocimiento y nos centráramos en encontrar a esos maestros de Vida que ya viven a nuestro lado y pegarnos a ellos. Quizás son, precisamente, los que menos pinta tengan de haber triunfado en la vida.

                                                                                                                                                          David C.


jueves, 7 de septiembre de 2017

Mateo (24,42-51):



 Mateo (24,42-51):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues, dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, mandándolo a donde se manda a los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»





Amigos, todos tenemos experiencia de esos períodos en nuestras vidas en los que no percibimos que "el Amo, el Patrón" esté presente. Lo sentimos ausente, sin prestarnos atención, y nuestras vidas sin mucho rumbo. Las cosas no van como soñábamos, quizás ya ni siquiera sabemos qué soñar, a qué objetivos dirigir nuestra vida.... y empezamos a descuidar lo que teníamos a nuestro cuidado. Empezamos a decaer en el cuidado de lo que teníamos a nuestro cargo.

Y lo primero que Dios nos ha regalado y ha puesto a nuestro cargo somos nosotros mismos, y a muchos nos ha regalado el amor de una pareja, y nos ha puesto al cargo de cuidar ese amor. Y quizás también unos hijos, amigos, familia, un trabajo...

El regalo y el proyecto de la vida en pareja... 


Creo que todo esto nos alerta la lectura de hoy...

No somos aún suficientemente conscientes de que estamos en el Reino De Dios... es su heredad, su plan, su Reino, su proyecto, no el tuyo. Es su proyecto para tu vida, no el tuyo. Así que, como en todos los proyectos, hay momentos para todo: para la claridad de ideas hacia dónde Dios ha definido que ese proyecto vaya, y momentos para la niebla, en la que no ves hacia dónde se dirige ese proyecto. Hay momentos de triunfo, y también de fracaso. También hay momentos de errores y de golpes inesperados de la vida. Pero en todos ellos, los buenos y los malos, junto a ti está Dios, el líder de este proyecto, que celebra contigo lo bueno que venga y que está contigo y te ayuda a levantarte y seguir cuando "vienen mal dadas"

Vive todos esos momentos: ríe, celebra y da gracias, con los buenos; llora, protesta, suplica, ora y ponlo en sus manos, con los malos. Lo que no puede cundir es la falta de confianza en la presencia De Dios a tu lado, sufriendo contigo si lo estás pasando mal, porque esa falta es la entrada al sinsentido, a la desgana, al desgaste... al dejarte caer.

Nuestra vida es un proyecto de Dios. Toda ella, en todas sus facetas. Y Dios se sirve hasta de nuestros errores (!aunque no hagas tú por cometerlos..!). Todo lo que tenemos que hacer hoy es poner nuestro día en sus manos, y centrarnos con confianza en lo que hoy tenemos entre manos. Mañana será mañana. Cuidemos hoy de eso que Dios ha puesto en nuestras manos, aunque nos parezca pequeño, quizás insignificante, porque Él está cuidando de lo grande, de lo que nosotros no podemos.

D.C. 

viernes, 1 de septiembre de 2017

¿Quién digo yo...?

Este último domingo,27 de agosto leimos esta frase en Mateo (16,13-20):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» 
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» 
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» 
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.



De la lectura de este texto, hay una primera reflexión clara: ¿Quién digo yo que es Jesús para mí? ¿Qué lugar ocupa Dios en mi vida? ¿Qué relevancia le doy, qué autoridad le doy sobre mi modo de vivir? ¿Qué hueco dejo a sus planes, a su acción sobre mi vida?

Y es que responder a estas preguntas es esencial para seguir nuestro diálogo con Dios y encontrarnos con el gran tesoro. Porque si nos fijamos bien en el texto, es Pedro primero quien reconoce la autoridad de Jesús, Pedro "define" en su corazón quién es Jesús para él y para su vida. Pero acto seguido, y aquí es donde yo veo un tesoro, es Jesús quien pasa a desvelarle a Pedro quién es Pedro para Dios!! Jesús, desde la autoridad que Pedro le da en su corazón (no en su mente, "esto no te lo ha dicho nadie, sino que lo conoces desde tu interior"), desde esa autoridad pasa a dar a Pedro el conocimiento del sentido de su vida. "Mi proyecto para tí es que seas Pedro, la piedra base de mi iglesia"

Y es que muchos decimos que Dios es nuestro Padre, pero ¿Le hemos preguntado alguna vez a Dios: Señor, y Tú, ¿quién dices que soy yo? ¿Qué planes tienes para mí, qué quieres que haga yo en tu proyecto? ¿Qué papel he de jugar en tu obra?

Y el remate final, siendo este un blog de parejas, de "dos que se hacen uno", ¿le hemos preguntado juntos a Dios: "Señor, y qué proyecto tienes para nosotros como pareja?" ¿disfrutamos en pareja de un sentido global, común de nuestras vidas?
En esto, me dan un gran ejemplo una pareja de amigos valencianos, profesores ambos, músico y cantante, que componen canciones con mucho sentido, y que viven que eso es su don en común, y que se dedican a regalarnos a muchos su música y sus voces... Da la sensación de que saben exactamente el proyecto que hoy Dios tiene para ellos.... 

Señor, humildemente reconocemos que Tú eres quien proyecta bien, son tus proyectos los buenos de verdad... Tú Señor: ¿Quién dices que somos nosotros? ¿Qué proyecto tienes para nosotros dos-en-uno?

D.C.

miércoles, 12 de julio de 2017

El hijo de la egipcia

Lectura 170705. El hijo de la egipcia

Lectura del libro del Génesis (21,5.8-20):
Abrahán tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac. El chico creció, y lo destetaron. El día que destetaron a Isaac, Abrahán dio un gran banquete.
Pero Sara vio que el hijo que Abrahán había tenido de Hagar, la egipcia, jugaba con Isaac, y dijo a Abrahán: «Expulsa a esa criada y a su hijo, porque el hijo de esa criada no va a repartirse la herencia con mi hijo Isaac.» 

Como al fin y al cabo era hijo suyo, Abrahán se llevó un gran disgusto.
Pero Dios dijo a Abrahán: «No te aflijas por el niño y la criada. Haz exactamente lo que te dice Sara, porque es Isaac quien continúa tu descendencia. Aunque también del hijo de la criada sacaré un gran pueblo, por ser descendiente tuyo.»

Abrahán madrugó, cogió pan y un odre de agua, se lo cargó a hombros a Hagar y la despidió con el niño. Ella se marchó y fue vagando por el desierto de Berseba. Cuando se le acabó el agua del odre, colocó al niño debajo de unas matas; se apartó y se sentó a solas, a la distancia de un tiro de arco, diciéndose: «No puedo ver morir a mi hijo.» Y se sentó a distancia. El niño rompió a llorar. 

Dios oyó la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Hagar desde el cielo, preguntándole: «¿Qué te pasa, Hagar? No temas, que Dios ha oído la voz del niño que está ahí. Levántate, toma al niño y tenlo bien agarrado de la mano, porque sacaré de él un gran pueblo.» Dios le abrió los ojos, y divisó un pozo de agua; fue allá, llenó el odre y dio de beber al muchacho. Dios estaba con el muchacho, que creció, habitó en el desierto y se hizo un experto arquero. 
Un texto para meditar durante días... dirigido a todo al que le toca una desgracia.. todo un itinerario de vida. Hoy os propongo ser esa criada egipcia, y su hijo...

(...) "Abrahan dio un gran banquete.
Pero Sara vio que el hijo que Abrahán había tenido de Hagar, la egipcia, jugaba con Isaac, y dijo a Abrahán: «Expulsa a esa criada y a su hijo, porque el hijo de esa criada no va a repartirse la herencia con mi hijo Isaac.»"

En medio de la fiesta, se gesta una desgracia para nosotros, de la que aún ni somos conscientes. La fiesta está a punto de dejar de serlo para nosotros... ?Cuántas veces no hemos sentido esto? Una enfermedad, una "reestructuración" en la empresa que da con nosotros en la calle... las malas noticias siempre llegan en mal momento, y de improviso...

"Abrahán madrugó, cogió pan y un odre de agua, se lo cargó a hombros a Hagar y la despidió con el niño. Ella se marchó y fue vagando por el desierto de Berseba."
!Sólo un odre de agua y algo de pan! !Prácticamente con lo puesto! ?Como puede Abraham despedirlos con tan poco?
Y nosotros, cuando el revés nos llega, ?no nos sentimos también desvalidos, desprotegidos?
Imagino a Hagar, alejándose, con el niño, llena de temores, camino de un desierto donde la gente muere si no va bien preparada, y sabiendo que ella no lo está....
¿Cuántas preguntas se haría mientras vagaba por el desierto? Seguro que se preguntó qué había hecho mal para merecer aquello, qué podría haber hecho distinto para evitarlo. Seguro que se sintió culpable por ser la responsable de que ahora su hijo estuviera abocado a la desgracia...

¿Nunca, ante una desgracia, nos hemos llenado de dudas? "¿Qué he hecho yo mal para acabar en el paro, o con esta enfermedad?" ¿Nunca hemos sentido el peso de no poder cumplir nuestras propias expectativas al respecto de lo que debíamos, como padres, dar a nuestros hijos, o como esposos a nuestras parejas?

"Cuando se le acabó el agua del odre, colocó al niño debajo de unas matas; se apartó y se sentó a solas, a la distancia de un tiro de arco, diciéndose: «No puedo ver morir a mi hijo.» Y se sentó a distancia.

Se nos acaban las fuerzas. Agotados, física y mentalmente, nos rendimos a lo peor. Entregamos el relevo de aquello que más queremos. Solo nos queda el silencio, la espera sin esperanza.

Pero entonces... 
"El niño rompió a llorar. Dios oyó la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Hagar desde el cielo, preguntándole: «¿Qué te pasa, Hagar? No temas, que Dios ha oído la voz del niño que está ahí. Levántate, toma al niño y tenlo bien agarrado de la mano, porque sacaré de él un gran pueblo.» Dios le abrió los ojos, y divisó un pozo de agua; fue allá, llenó el odre y dio de beber al muchacho. "

Cuando se acaban nuestras fuerzas y sólo nos queda el lamento, cuando nos dirigimos a Dios, el texto nos cuenta que Dios, de algún modo, nos sigue acompañando, nos da ánimo y fuerzas, no deja que nos rindamos, busca para nosotros y nos ayuda a encontrar los pozos de agua con los que sobrevivir.... 

¿Sobrevivir? Espera... no es eso lo que leemos en el final del texto...
"Dios estaba con el muchacho, que creció, habitó en el desierto y se hizo un experto arquero."

El texto no dice que el niño sobrevivió... !dice que "Habitó en el desierto"! Dios estaba con el muchacho, y éste no sólo logró sobrevivir al desierto, sino que de aquella situación que casi los mata, el niño al que Dios acompañaba logró hacer su casa, logró prosperar en medio de la gran adversidad, y hacerse un experto arquero, salir adelante mucho más que dignamente.
Este es, en suma, un texto de una grandísima esperanza. Dios nos dice que está con nosotros, que nos acompaña en todas las situaciones en la que nos hallemos, por más desesperadas que sean, y que con Él podemos lograr sobreponernos a ellas y transformarlas para seguir adelante. Este texto nos debe de acompañar a todos los que alguna vez nos hemos sentido Hagar.

Sólo una última reflexión, para los que (hoy) vivimos más acomodados, y no tenemos motivos para sentirnos Hagar... tampoco este texto nos deja intactos...
Leyendo el texto, ?no os habéis preguntado: !Uff! Este Dios... !Cómo se ha hecho de rogar! !Cuánto ha tardado! ¿Por qué esperó hasta que casi mueren, hasta que ya habían perdido toda esperanza?

Pensemos un momento...¿Quién ha tardado en acudir a socorrer a Hagar y a su hijo?
Recordemos que somos nosotros los ojos de ese Dios, la boca de ese Dios, la compañía y las palabras de ese Dios... nosotros somos ese prójimo-próximo... nosotros hacemos ese Dios-con-nosotros...

¿O es que nuestra fe nos sigue permitiendo desear que Dios actúe pero sin comprometernos a nosotros?
Si la respuesta es "sí", los que no somos hoy Hagar podremos seguir "en la fiesta", o sentados contemplando a nuestro Hagares prójimos-próximos perder la esperanza. Pero si la respuesta es "no", deberemos de concluir que ese Dios  nos está esperando para transformar los desiertos de nuestros semejantes.

La fe nos compromete. Aceptemos la responsabilidad.

D. C. 

martes, 20 de junio de 2017

UN GRUPO TRANSPARENTE.


Leía recientemente en un blog de internet que generosamente regalan cada día las monjas dominicas de un convento de Lerma, que hay que ser transparente, lo que es diferente de ser perfectos;    que Dios nos quiere tal cual somos con nuestras virtudes y nuestros defectos. Pues bien, en el día a día, todos, en mayor o menor medida, seguramente intentamos aparentar ser más perfectos que transparentes, nos esforzamos en mostrar una apariencia hacia las personas que nos rodean en el trabajo, en el parque o con los vecinos que nos cruzamos, pero al no ser este nuestro estado verdadero, al final terminamos cansados de estas situaciones o, incluso, terminamos no estando a gusto con nosotros mismos.
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El grupo de matrimonios jóvenes de la parroquia consigue que todos los que asistimos cada último domingo de mes, podamos ser transparentes. No es necesario aparentar, podemos mostrarnos tal cual Dios nos quiere, es decir, con nuestros dones y nuestras debilidades. Esto es así desde el momento en que uno sabe que se le acepta, que se le respeta y se le quiere tal cual es. Tenemos la suerte de disfrutar de un regalo que es un grupo en el que tú puedes ser tú mismo, en el que puedes contar tus problemas, tus dudas, tus preocupaciones, pero también tus logros y tus alegrías. Y porque si es algo este grupo es alegre y vivo.

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A veces me paro a pensar y descubro cómo no es importante nuestro estatus social, nuestro nivel económico o nuestra ideología (en el grupo hay personas, no ideas), como lo único que es importante es cada uno de nosotros, cada matrimonio como Dios lo ha soñado y cada familia. Incluso, después de cada reunión, salimos más transparentes al exterior.

Quiero agradecer y abrazar a las personas transparentes que nos acompañan en nuestro Camino.
                                                                                           J.A.P.



domingo, 28 de mayo de 2017

Estaré con vosotros

El relato de las huellas en la arena circula por internet y no sé quién es su autor. Lo comparto por su delicadeza y actualidad;

Las huellas

Una noche soñé que caminaba por la playa con Dios. Durante la caminata, muchas escenas de mi vida se iban proyectando en la pantalla del cielo.
Con cada escena que pasaba notaba que unas huellas de pies se formaban en la arena: unas eran las mías y las otras eran de Dios.
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A veces aparecían dos pares de huellas y a veces un solo par. Esto me preocupó mucho porque pude notar que, durante las escenas que reflejaban las etapas más tristes de mi vida, cuando me sentía apenado, angustiado y derrotado, solamente había un par de huellas en la arena. Entonces, le dije a Dios:
“Señor, Tú me prometiste que si te seguía siempre caminarías a mi lado. Sin embargo, he notado que en los momentos más difíciles de mi vida, había sólo un par de huellas en la arena. ¿Por qué, cuándo más te necesité, no caminaste a mi lado?.
Entonces Él me respondió:

“Querido hijo. Yo te amo infinitamente y jamás te abandonaría en los momentos difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas es porque yo te cargaba en mis brazos…”.


Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo
                                                                              Mateo 28,20

viernes, 19 de mayo de 2017

Dadles vosotros de comer

De Mt 14,13-21

 La multiplicación de los panes y los peces.

Conozco este texto desde que era niño, y a lo largo de los años he ido encontrando más niveles de significado en él. Se podría decir que, conforme yo he madurado, el texto lo ha hecho conmigo.

De niño me fascinaba que Jesús pudiera haber creado los panes de la nada, como por arte de magia... ¡qué poder de Dios tenía Jesús! !Con razón la multitud le aclamaría como Mesías y le querían hacer rey!

Algo más tarde, a la luz de la razón, alguien me hizo sospechar que quizás este texto iba sobre compartir. Probablemente, Jesús, con sus palabras a la multitud y su gesto de poner un cesto casi vacío en medio de ellos, compartiendo lo poco que pudo conseguir, hizo que cada uno reflexionara y compartiera "su bocata" con los de al lado. Y, como de la nada, más panes y más peces llegaron a los cestos... !Hasta sobraba!
!Cuánto enseña este texto sobre los milagros, y sobre lo mucho que el hombre tiene que ver en ellos, y Jesús en medio de los hombres!

Pero estos días he descubierto un nivel más profundo de enseñanza... Es increíble como este texto aún da para más, para mucho más...

Llevaba estos días reflexionando sobre este texto, en medio de una época difícil para mi, que me tiene agobiado, y algo sombrío... No sonrío tanto como acostumbraba, y mi familia lo ha notado, por supuesto. Mi mujer lleva todo este tiempo intentando acompañarme emocionalmente, estar a mi lado, mostrarme su cariño. Yo aceptaba sus muestras de cariño y comprensión, pero la verdad es que suponían poco o ningún consuelo para mí. Me sentía vacío.


Pero ayer, al despertar, a pesar de seguir sintiéndome vacío, algo me hizo salir de mi "enmimismamiento", y me di cuenta de que hacía unos días que yo no la abrazaba a ella, sólo me dejaba abrazar, y que la amo muchísimo, y que su presencia y compañía están siendo vitales para mí. Y sintiendo esto, la he ido a buscar y la he dado un abrazo sincero y pleno de cariño y reconocimiento...
Y ha sido allí, en ese momento, en ese abrazo, en ese dar mi amor, en compartir el vacío de mi corazón.... Ha sido en ese salir de mi tristeza, de mi yo, para abrazar a mi mujer y mostrarla mi amor.... Ha sido en ese momento, cuando mi corazón vacío se ha llenado de amor...
Os puedo decir que no he entendido el texto de los panes y los peces.... !es que lo he vivido!

Lo que he vivido es que es la entrega de lo que (crees que) no tienes la que precisamente te llena....
(¿Alguien puede explicar el significado racional de lo que acabo de vivir y escribir?)
Lo que he vivido es que cuando tú te das, te llenas hasta rebosar.

Y es entonces cuando he recordado una frase del texto que hasta ahora había pasado desapercibida para mí..... "Dadles vosotros de comer"...
"Dadles vosotros de comer"... Jesús responde así a sus discípulos cuando le plantean que despida ya a la multitud porque tendrán que regresar a sus casas para comer.
"Dadles vosotros de comer".... Jesús les dice, y nos dice hoy a nosotros, que nosotros mismos podemos dar de comer a esa multitud, que podemos hacer frente, con lo que somos más que con lo que tenemos, a tremendos desafíos que consideramos irrealizables.


Jesús no actúa primero, no quiere el protagonismo. Jesús primero nos lanza a nosotros a responder a la vida y a sus retos, y ante nuestra sorpresa y desconcierto, ante la obvia pregunta: "!Pero cómo? Si yo no tengo nada!", Él mismo nos enseña. No se trata de que demos lo que sobra, ni quizás de que compartamos... Lo que yo he vivido, a escala diminuta, es que cuando das de lo que (tu crees que) ya no te queda, cuando tú mismo te das, entonces te llenas hasta rebosar. Tú eres el apóstol, tú eres la multitud antes hambrienta y ahora saciada, tú eres el pan y el pez que se parte y se comparte, y que en respuesta a tu entrega Jesús multiplica, tú eres el cesto que estaba vacío y ahora está lleno tras alimentar a multitudes...

El que escribe da fe de que así lo vivió al abrazar sinceramente a su esposa, para entregarla un gesto de amor... No me cuesta creer que Jesús infundiera en la multitud el espíritu y la inspiración suficiente para que hicieran lo mismo con sus comidas.
¿Y no fue acaso un milagro patente? ¿Y no lo sigue siendo hoy, cada vez que Dios vuelve a multiplicar nuestros panes y nuestros peces hasta rebosarnos, si nos atrevemos a entregarle nuestras migajas?


D.C.




miércoles, 22 de marzo de 2017

La deuda de los diez mil talentos

 La deuda de los diez mil talentos.

En este texto, Jesus habla de un rey que perdona a su criado una deuda de diez mil talentos, cuando este le suplica: "ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo". Imagino que tanto el rey, como el criado sabrían la inmensidad de la deuda, y la casi imposibilidad de ser pagada. También Jesús lo sabría, al proponer esta historia, así que supongo que en realidad todo el texto habla de actitudes, las nuestras cuando queremos la oportunidad de enmendarnos, de mejorar o de subsanar nuestros errores, y nuestras mismas actitudes cuando tenemos que dar esas mismas oportunidades a otros...


Todo ello se acentúa más y nos afea y obliga a una reflexión profunda cuando pensamos en quien es ese "otro" a quien juzgamos tan duramente a veces... Nuestra pareja!! .¿sorprendidos? ¿pues de quien pensábamos que nos estaba hablando Jesús a nosotros? ¿acaso de un vecino lejano? Eso no sería evangelio comprometido, eso no nos  haría de verdadera "toma de tierra".



Reflexionemos seriamente sobre esas nuestras deudas, defectos, que no seremos nunca capaces de subsanar del todo, aunque es necesario que nos comprometamos a hacer lo máximo que esté de nuestra mano, y después pensemos en esas pequeñas tontadas de nuestra pareja, que nos molestan levemente en la convivencia cotidiana, pero que exigimos sean corregidas de inmediato.
¿Admitiremos nosotros pequeñas deudas que no nos serán pagadas jamás?
D.C.



 Mateo 18,21-35
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:

 «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» 
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
 Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados.
 Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos.
 Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. 
El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.
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" Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
 Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios 
y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes". 
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
 "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré."
 Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
 Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y
 fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.
 Entonces el señor lo llamó y le dijo:
 "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste.
 ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" 
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
 Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».