Las huellas
Una noche
soñé que caminaba por la playa con Dios. Durante la caminata, muchas escenas de
mi vida se iban proyectando en la pantalla del cielo.
Con cada
escena que pasaba notaba que unas huellas de pies se formaban en la arena: unas
eran las mías y las otras eran de Dios.
A veces
aparecían dos pares de huellas y a veces un solo par. Esto me preocupó mucho
porque pude notar que, durante las escenas que reflejaban las etapas más tristes
de mi vida, cuando me sentía apenado, angustiado y derrotado, solamente había
un par de huellas en la arena. Entonces, le dije a Dios:
“Señor, Tú
me prometiste que si te seguía siempre caminarías a mi lado. Sin embargo, he
notado que en los momentos más difíciles de mi vida, había sólo un par de
huellas en la arena. ¿Por qué, cuándo más te necesité, no caminaste a mi lado?.
Entonces
Él me respondió:
“Querido
hijo. Yo te amo infinitamente y jamás te abandonaría en los momentos difíciles.
Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas es porque yo te cargaba en mis
brazos…”.
Yo
estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo
Mateo 28,20
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