martes, 20 de junio de 2017

UN GRUPO TRANSPARENTE.


Leía recientemente en un blog de internet que generosamente regalan cada día las monjas dominicas de un convento de Lerma, que hay que ser transparente, lo que es diferente de ser perfectos;    que Dios nos quiere tal cual somos con nuestras virtudes y nuestros defectos. Pues bien, en el día a día, todos, en mayor o menor medida, seguramente intentamos aparentar ser más perfectos que transparentes, nos esforzamos en mostrar una apariencia hacia las personas que nos rodean en el trabajo, en el parque o con los vecinos que nos cruzamos, pero al no ser este nuestro estado verdadero, al final terminamos cansados de estas situaciones o, incluso, terminamos no estando a gusto con nosotros mismos.
Resultado de imagen de grupo de personas hablando. DIBUJO
El grupo de matrimonios jóvenes de la parroquia consigue que todos los que asistimos cada último domingo de mes, podamos ser transparentes. No es necesario aparentar, podemos mostrarnos tal cual Dios nos quiere, es decir, con nuestros dones y nuestras debilidades. Esto es así desde el momento en que uno sabe que se le acepta, que se le respeta y se le quiere tal cual es. Tenemos la suerte de disfrutar de un regalo que es un grupo en el que tú puedes ser tú mismo, en el que puedes contar tus problemas, tus dudas, tus preocupaciones, pero también tus logros y tus alegrías. Y porque si es algo este grupo es alegre y vivo.

Resultado de imagen de RIO DE AGUAS TRANSPARENTES
A veces me paro a pensar y descubro cómo no es importante nuestro estatus social, nuestro nivel económico o nuestra ideología (en el grupo hay personas, no ideas), como lo único que es importante es cada uno de nosotros, cada matrimonio como Dios lo ha soñado y cada familia. Incluso, después de cada reunión, salimos más transparentes al exterior.

Quiero agradecer y abrazar a las personas transparentes que nos acompañan en nuestro Camino.
                                                                                           J.A.P.