miércoles, 22 de marzo de 2017

Sin excusas

"Sin excusas"

Sin excusas. Así se presentan ante Dios para pedirle que, a pesar de haber sido ellos mismos la mayor causa de su situación actual, no los deje por imposibles.

Como muestra de su cambio de actitud, no tienen nada que ofrecerle, porque lo han perdido todo, así que le ofrecen su propio corazón, su propia disposición a cambiar, a toda costa.

En definitiva, dos valientes y honestos pasos que nos propone esta lectura para la Cuaresma: primero, el reconocimiento de la propia responsabilidad en nuestros males y, como consecuencia, la adquisición del compromiso propio, total, en hacer realidad un cambio en nuestro interior.

Si de verdad queremos cambiar a mejor, la Cuaresma es un tiempo estupendo para abandonar ya las excusas y afrontar nuestra responsabilidad en lo que nos ocurre, en cómo somos.
D.C



Lectura de la profecía de Daniel 3, 25. 34-43
En aquellos días, Azarías, puesto en pie, oró de esta forma;
 alzo la voz en medio del fuego y dijo:
 «Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre,


 no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia.
 Por Abrahán, tu amigo;
 por Isaac, tu siervo; 
por Israel, tu consagrado;
 a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo,
 como la arena de las playas marinas. 
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos;
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 hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados.
 En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes;
 ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso;
 ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia.
 Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde,
 como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados.
 Que este sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia:
 porque los que en ti confían no quedan defraudados.
 Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro, no nos defraudes, Señor;
 trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia.
 Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor».

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